En esta entrega de El Periscopio sobre la sostenibilidad y circularidad con Guillem Bargalló, responsable de sostenibilidad de Ikea Cataluña, hablamos largo y tendido sobre el rol de las empresas, los usuarios y el diseño para cambiar el mundo.
Después de estudiar economía y con mucho interés hacia diferentes ONG y cooperativas, Guillem empezó a trabajar en el sector de la tecnología y las startups con el objetivo de poder llegar a hacer grandes cambios en el mundo.
Inspirado por Christian Felber, Muhammad Yunus o Yvon Chouinard, fue el colapso del edificio Rana Plaza en Bangladesh, en 2013, el que marcó un antes y un después en su perspectiva hacia el mundo de los negocios. Este acontecimiento que destapó las miserias de la industria del fast fashion le motivó a crear un mejor planeta y sociedad para todos.
Lo que empezó como un hobby, y a día de hoy es un medio de comunicación, es su blog El Bien Social. Un proyecto de 10 años que da voz a todos esos que están creando un mundo mejor y más justo a través de sus proyectos.
Para transicionar hacia la sostenibilidad, las empresas tienen que ser empujadas desde abajo hacia arriba. Lo prioritario es que la gente que está día a día en la empresa apriete para convencer a la gente de que se tiene que apostar por la sostenibilidad.
Guillem nos cuenta que en Ikea es totalmente al revés. Este curioso top down cuenta con sus orígenes en la conciencia escandinava, la cual siempre ha priorizado la sostenibilidad en su cultura.
Este gigante del furniture quiere que 1 de cada 3 productos que venda, sea con características sostenibles. Y está muy cerca de conseguirlo.
“Llegar a cuanta más gente mejor, y que así puedan vivir una vida más sostenible a un precio más bajo” dice Guillem. Este es uno de los objetivos de Ikea que busca romper con el status quo y hacer que la sostenibilidad sea accesible para todos.
Product as a service. La multinacional trabaja en este modelo de negocio para un futuro no muy lejano. Bargalló recalca que no hace falta vender muchos muebles de primera mano, sino que la clave está en saber darles una segunda vida, servitizando el sector.
Sí, siempre que se trabaje bien.
“Lo que va a hacer que tu proyecto funcione es que este sea competitivo” cuenta Guillem.
La realidad es que vivimos en un mundo capitalista y empresarial, y hay que saber jugar a este juego. El buenismo no va a hacer que un proyecto funcione.
Las empresas no crean necesidades. Las empresas explotan las necesidades que ya existen en cada uno. Si cambiamos nuestra forma de ser, las empresas cambian automáticamente. Es por eso que Guillem nos motiva a cambiar nuestra manera de consumir para poder ser más sostenibles y crear un planeta mejor.
“Consume menos y dedícate más tiempo” nos dice Bargalló.
Guillem prevé que en 10 años habrá un modelo económico servitizado. Las empresas piensan que sí producen menos, no tendrán negocio, pero la clave estará en vender un servicio y no un producto. Las necesidades estarán cubiertas de una forma más colaborativa.
Mirando al futuro, nuestro invitado confiesa que vendrán cosas malas pero también muchas cosas guais. Nos anima a centrar la atención en estas segundas y a inspirarnos.